La relevancia de las relaciones contractuales en el desarrollo de la innovación El caso de la vacuna Pfizer Biontech-Pablo Iannello

La relevancia de las relaciones contractuales en el desarrollo de la innovación: el caso de la vacuna PFIZER-BIONTECH

Por: Pablo A. Iannello

La existencia de contratos en el marco de la propiedad intelectual no es novedad. Su uso es muy extenso y supera al tradicional contrato de licencia. Normalmente los contratos sobre derechos de propiedad intelectual involucran, además, acuerdos de transferencia de tecnología, convenios de confidencialidad y no competencia, transferencia de know-how, convenios sobre financiamiento y gobierno de investigación y desarrollo (I+D), entre otros.

Sin embargo, la importancia y en algún sentido la «fama» de estos contratos ha aumentado en los últimos años, debido a una situación de ningún modo feliz, pero conocida por todos: me refiero a la pandemia de la COVID.

En el marco de la pandemia el desarrollo de las vacunas, en especial de las desarrolladas con la tecnología de ARN-mensajero (ARNm), han mostrado una eficacia mayor que otras basadas en biosimilares. Ello constituye un claro ejemplo para demostrar la fuerza del capital emprendedor de las empresas «de crecimiento» intensivas en I+D. Este trabajo se ha logrado juntamente con empresas «de valor», consolidadas en el mercado. Una muestra de lo dicho es la relación entablada entre el laboratorio Pfizer y la empresa de biotecnología alemana BioNTech.

Un detalle, de ningún modo menor, es que la potencia combinada de estos actores es posible gracias a la existencia de los contratos y el respeto a los mismos. Me refiero a los contratos en cuanto mecanismos que transfieren el riesgo a las partes que están mejor preparadas para soportarlo.

En concreto, el caso del desarrollo de la vacuna Pfizer-BioNTech muestra lo siguiente: primero, que una adecuada distribución de riesgo permite obtener los mejores resultados para las partes; segundo, que la existencia de contratos a largo plazo disminuye el riesgo y aumenta la ganancia esperada por las partes.

Sobre el primer punto hay que tener en cuenta que BioNTech es una empresa alemana joven, creada en el 2008, y se especializó en el desarrollo de la tecnología ARNm, para diferentes tipos de patologías. Por otro lado, Pfizer es una empresa farmacéutica de escala global de gran reputación. A raíz de la pandemia, BioNTech logró generar una vacuna basada en la tecnología ARNm. Pero la demanda global de vacunas, en el momento pico de la pandemia, hacía prever que la capacidad de producción de BioNTech sería limitada.

Escalar un medicamento, cualquiera que sea el caso, es un proceso muy complejo, que requiere conocimientos y tecnología tan relevante como lo es la que se emplea en proceso de innovación. De hecho, hay casos de medicamentos descontinuados por lo complejo de su escalabilidad. Hubiera sido riesgoso —es muy probable que imposible— que BioNTech pudiera aumentar su escala en el tiempo que el mercado lo requería. Es probable (no lo sabremos) que la empresa no quisiera asumir ese riesgo. BioNTech necesitaba escala y Pfizer se la proporcionó.

Cuando empezó la pandemia Pfizer tenía la experiencia en comercialización mundial y producción a escala de medicamentos. A partir de ahí avanzaron en el contrato estratégico de colaboración de I+D.

¿Por qué BioNTech eligió a Pfizer? Porque su relación no era nueva: ya se conocían y habían trabajado juntos, compartiendo el control de proyectos de I+D en varias oportunidades, mediante diversos contratos. Por ejemplo: en el 2018 habían celebrado contratos para desarrollar tratamientos contra la gripe, con base en la tecnología desarrollada por BioNTech[1].

Es decir: la relación a largo plazo reduce el riesgo de incumplimiento, generando mayor ganancia para los involucrados.

Esta experiencia nos permite formularnos algunas reflexiones. En primer lugar, la capacidad de innovación de los privados, y sobre todo de empresas jóvenes en áreas de nicho, especialmente en el campo de la tecnología. En segundo lugar, las relaciones de largo plazo muestran la posibilidad de generar mejores resultados en términos de producción y calidad. Por último, los acuerdos estratégicos son procesos complejos, que en general suponen otros contratos, que deben redactarse teniendo en cuenta las características de la industria y los riesgos implícitos de la misma.


[1] Información disponible en https://theconversation.com/pfizer-biontech-la-alianza-de-david-y-goliat-contra-el-coronavirus-153747.